miércoles, 15 de octubre de 2008

Lullaby

Mansamente
las hebras de la luciérnaga:
narrándole historias
cercenadas, con los pies de cristal copulan
al vientre de una madre, de aquella madre
espejo, a las niñas el solitario héroe
enredado entre cabellos, muere con señales de
inmortalidad; poetizan la vida de una canción,
de un cómo matar a un ángel.
gritan junto a las cigarras:

"Venid, mi ritmo reptante hiede a marihuana,
elixir como gonorrea muerde la mesa donde el sexo
de padres
mezclando con migajas
ancestrales, ahí donde lloras cuando los clavos del Cristo
desolado, de aquel que sólo visitan las polillas, se tuercen
junto al Edén. y sabes que sólo así podrás verle...
venid, cantad junto al año del dragón, duerme
al polvo de pensamientos, de miles de lanzas
y hachas consumiendo los huesos de los ósculos
olvidados.

El ritmo de las guadañas, de hoces cual dinero
sin tasas, fracturar los meses, los días.
eco de las entrañas sobre
peldaños de mármol, las cuencas diamantinas recitan
la ultima posición que no hicimos.
Las niñas narrando riveras angelinas,
el mies de la noria
nenias sobre aquelarres,
momento en que inclines su cabeza y reces,
beses el cuerpo del alma yacente
entre cadenas de puercos,
de estacas con sabor a
sándalo"

Recitan miles de veces, mientras cierras
los sueños de un corazón impío.
Recuerda como los robles no callan,
recuerda como nieve entre niebla se mece;
Siente cómo se desnudan las huellas,
termina,
mezcla en el alambique, la imaginación de los muertos
con la ignorancia de los locos.
Recuerda que las noches y
las historias
de ayeres no son matices
para una canción de cuna...