viernes, 28 de noviembre de 2008

Ruiseñor

Hola dejo un trabajo, sean objetivos con él, tenia tiempo que no escribía de esta forma, para mi es algo que juré que de mi pluma y mi mente no volvería a salir, espero les agrade...

Menguando mi respirar entre las noches de brillante insomnio, quiero describir la pueril figura de tus labios; aquellos que alguna vez dibujaron una novela sobre mi pecho, describir el pudor de mis manos rozando el holocausto de tu cabellera, gritando en está noche las voces que no pudieron arrullarte.

En el frio de mi cama, trazo mil y dos veces los arcos de tus besos, recuerdo las espinas de tus labios, el sudor de tu cuerpo mancillando los lienzos que fueron mi ropa, el labial de tu cuerpo arropando el suspiro de lo que fue mi cabello húmedo.

Quiero describir con aromas el latido de mi alma, aquel que tiernamente se esconde entre azucenas para susurrar el desdén de caricias perdidas, de caricias cual ángeles de lagrimas. Sueño con la voz de tus piernas, con el dulce parpadeo, mientras mis manos toman tu cara cual trofeo de guerra.

Pero, en esta noche mi intención era predicar el aroma del carmesí, decir que la noche es flagelante cual roció de púas, describir el cadáver que alguna vez tuve en mi cuerpo, decir que mis lamentos noctámbulos hechizaron el robusto paladar de la muerte roja, quise decir que mi perdida ilusión fue por cobardía.

¿Por qué las entrañas y huesos se apilan detrás de las rosas?, ¿por qué los mausoleos en plural gritan tu recuerdo?

Quiero copular con el fantasma hibrido de mi inocencia, desgarrar el poco sentido que tengo, el sentido desastroso que me unge cual garua. Antes de la vigilia, miro hacia el austral del crepúsculo, mi cuerpo trémulo siente algo; la memoria reflejo aspira y cierne los brazos sobre la ausencia vuestra, besa con intensidad el frio, le murmura al hielo cual amante vacio.

Veo la sangre en mis encías, el veneno hace efecto, la daga no tiene comparación, veo los coagulos descender por gravedad, muerdo mi lengua en señal de ascuas, demostrándote que puedo olvidarte.

Despierto sintiendo los nudillos de fuera y la pared en escarcha, cual velo tu rostro se asemeja a los escombros de mis sabanas; amo bañarme antes de hacer el amor, así olvido mis delirios y el arramblado instinto de avaricia. Acaricio mi cuerpo cómo lo harías tu, el espejo ríe y se nubla en el perenne resplandor de la inciensa locura mía

Esta noche quiero escribir la escena en que no te conocí, la indómita soledad apoderándose de mi tinta, conceptos miles de ellos, no los describo, nos los camuflo, soy indiferente. No deseo caer en tus fauces.

Cual bestia efímera no alcanzo a comprender, el ruiseñor de tu espalda apoderose del evo de mi lucidez…

lunes, 17 de noviembre de 2008

Angellie

Me rechaza el firmamento de las lianas arcoíris, siento la resolución en carne de noria, la pesadez de una arma desnuda y sin sangre.

La solución de los asesinos, de voltear su tez, del agua y verterse envés al infierno, supuse que mi ser era hibrido, no era capaz de amar sin flagelar, de perdonar sin desgarrar, de nombrar a mi carne sin vomitar.

Despreciarme como el sexo corrupto del semental, es negar la fuerza de tus muslos, el frenesí del compás copulando con el cielo impío. Amarme cual garúa de versos noctámbulos cual desayuno de ultima vez.

Llamarme como sea. Angellie es un eufemismo, algo salido de entrañas de moribundos, no significa nada, pero es la hija de Lilith, es el ángel guardián, la daga de Miguel y la atmosfera de Lucifer.

Soy y no, el hazmerreir de sicarios, el juicio de ángeles y demonios, mi voz cual alfaguara reza las mil cien odiseas de tus piernas, las cuatro mil cuatrocientas cabezas de indómitos aprendices de inmortales.

Mis arcas, cual negro y cual blanco, tiemblan ante el sollozo de las primaveras y mueren al unisono de las vírgenes…

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Angellie

Fragmento...
Hacer, oír, rogar por las luciérnagas, llorar en el sepulcro de los besos, de los besos sin salacidad.

Como marsupiales las venas rozan el bambú de tus piernas y envés los versos tocan fragmentos muertos de plumas.
Los celos de ángeles perennes en el firmamento, discordia de boca de curas y demonios, cual espíritu los ganglios, las esporas de las lenguas mancillan desdén a desvarío.
Macerar el infinito entre las pautas de nuestras caderas, la locura de las letras como droga en sistema linfático...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Angellie

Fragmento...
Cual otoño menguante, los querubes en voces de infieles, las tormentas cediendo el paso de los demonios, arcángeles flagelando las musas impías de noches sin sentidos.
Alabastro, recuerdo ese color satinando las migajas de los labios que no ame, pero que disfrutando cedí a tal placer, con pudor vi el denudo arco de tu espalda, aquel color hibrido descendiendo, haciendo eco en deseos.
Cubrir con alveolos, cercenar con alas, dejar llagas en los besos sucios de aquella noche sin luna; recordando octubre menguando en rosa, las palmas sosteniendo el infinito, flores lagrimeando uñas.
Fulgores reptando de aquellos dientes que usé al decir te quiero, bajar hacia el cielo sin decir las miles de verdades del odio enraizado, cual ocaso la brisa emerge, el factor bucólico renace de nuevo.
Seducir con el halo de los labios, el pequeño ángel aguarda como lobo en cementerio…

jueves, 6 de noviembre de 2008

Aqueronte

Sueño con las vertebras insipientes de críos sin bocas, de mujeres sin senos ni piernas; las olas que produce la barcaza sólo me recuerdan las bocas que no bese, los labios que mordí en un ayer; sueño con la cúspide, el clímax de la vida de mis hijos y de sus nietos, pensando que su vida será menos emotiva que la mía y entristeciéndome llega la hora en que la vida en el agua se camufla.

Ahora soy, no.

El ultimo elixir no fue una ambrosía, ni unas caderas en pos de mi, quería morir diciendo algo hermoso a los que me rodean, deseaba morir cerca delos cerezos blancos, junto al olor que siempre amé, no se me ocurrieron ninguna palabra, nada, el adiós es angustia y es muy celoso.

No vi ningún túnel, nadie me habló, fue como mi vida en algunas ocasiones… la lluvia no cae para todos. Pero feliz partí sin ver atrás, esperando que la próxima vez, deseando la próxima vida no encontrarme con tanta obsolescencia en mi camino ¿por qué el hombre no puede ser un lobo solitario?

Dependí de las ideas de mi cuerpo, del instinto de mi corazón. Arisco cual Dios, la sorpresa más grande de mi vida fue su fin.

El recitar memorias al Aqueronte, me regresa las noches en vigilia de mis pecados, las plegarias no eran otra cosa que un sermón olvidado, el perdón creo que ni las sombras de mis heces lo han recibido y sólo por amar a una persona: a mi.

Sin embrago puedo ver que los llantos y las musas translucidas bailan, copulan cual orgía. Siempre pensé que encontraría a mi padre al morir, como al nacer… menuda sorpresa ni el perro de mi infancia fue a recibirme, creo que ha sido lo mejor. Recuerdo ese fragmento “vida estamos...” pero poniéndome a pensar , ella me debe todavía a mi.

¿Dónde quedó aquel ángel del que debía enamorarme? Suena cursi pero así en mi contrato está. Creo que fornicando con las alas al suelo y las nalgas al cielo, ¿dónde está la vida llena de enseñanzas para la que me inscribí?, creo que cerca de aquella estufa que calentaba una chingada, o tal vez se la llevó mi carnal cerca de su plenitud.

Recuerdo cuando transitando por él, conociendo a mi mejor amigo aprendí una cosa: “La vida no es más que un papel donde los humanos decidimos si la quemamos, limpiamos el semen de nuestras bocas con él o la llenemos de la sangre de pueriles anécdotas”

Sueño con calaveras, como la del cuello mío, con alfaguaras de emociones inocentes, ahora los críos no solo han madurado, ahora las mujeres hombres son…

Ahora soy y no.

Circulos

Devolverme mi juventud, aquella donde las runas de mis manos eran por el cargar con el peso de los muertos, regresarme las sabanas donde me parieron, donde conocí el sabor de la sangre de mi madre que cual beso me cobijó y necesito.

Devolverme mi salaz perspicacia, mi augurio mal ávido, la sensatez con que despellejé la magra piel de los asirios, la pueril desgracia de mis besos mal fumados, la inocencia de mi sexo corrompido.

Devolverme la música, aquella con la que violé y forniqué al fuego, la mansa noria de los brazos lavándome la boca, regresarme los labios coagulados de las ninfas de mis penas, la dulce perdición de mis letras.

Devolverme la calidez, el frío de los anaqueles donde flagelé la mustia carne codorniz de mi sangre. Devolverme el llanto entorno al halo de rezos, la nostalgia con que nací mil veces antes de comprender la humanidad.

Devolverme:
Las ecuaciones donde mi lecho no era solo una variante,
Los cerezos de mis piernas entorno a la aurora de su cuerpo,
La canción muda, la comida de pezones.
La fausta erosión de sentimientos.
El desdén auto infligido, la penitencia de lenguas en costras.

Devolverme el sentido de mis venas, la salvación de mi exangüe.
Regresa confidente lúcido, señor de ácaros y gigantes,
Devolverme las noches pergaminos de mi cólera, las pesadillas ganadas, la salud del mañana, las cuitas llenas de herrumbre, llenas de sudor y vomito.

Devolverme la sabia muerte, la elegancia del suicidio y el ferviente desvarió del poeta…