viernes, 17 de diciembre de 2010

Vicios translucidos

De mi garganta las espinas no se detienen, 4 lunas en el habito de tu mirada, cierro los ojos al compás de tu color, de aquella fragancia que me come y al mismo tiempo deshilvana las pocas hebras que me quedan, el latir con el que empiezo el día, es el ritmo yuxtapuesto de la melancolía por tus besos que cual mangar en época de rezos veo y mancillo con ferviente idolatría.

Para ti que eres mi muerte, mi juventud concubina. Mi exangüe de querubes. Para ti que estas ausente y el eco de mi respiración choca con la trémula agonía de tu risa.

Noche de luz sin matiz, las velas se duermen y el eco de tus manos llega solo a la alcoba de mi orgasmo, siento como tu pecho se inflama y como tras besar tu nuca, la epidermis se vuelve etérea, translucida, las paredes haciendo lienzos de nuestros cuerpos y el alud de mi boca tomando el cristal de tus recuerdos.

Tengo sed de tocarte, de comer cada gota que se desliza por entre tus venas, corromper la brusca ternura de tu piel, ser el amo de la mansa dureza de tu lengua.

Para ti que emancipaste mi duelo, y entorno a la fragante atmosfera de mi lecho eres la dueña de mis vicios, de mi terca manía de tenerte y no beberte. Para ti, la caricia perenne, la causa perpetua

de mis manos, la cólera arrambla tus cabellos a mi vientre, mueres y vives. El cantar de mis locas ascuas, el vomitar sobre pieles de niños sin almas, todo no se compara con el sadismo de no tenerte, de extrañarte y morir en los mosaico una y mil veces, imaginando como el cadáver de mi amor rueda sobre tulipanes.

Asesine a la noche, la luna fue el testigo de mis violaciones, hoy no siento el amor de tus senos, no veo el calor de tus labios.

Ruego por tenerte y no tocarte, por tocarte y no desearte, por desearte y olvidarte, por ser para ti, como la sed en mí de, vicios translucidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen escrito sensei. Feliz día